E-mtbikes ligeras: ¿En busca del flow perdido?

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Las e-bikes evolucionan. Con el paso del tiempo van especializándose y creándose nuevos segmentos. Así, han crecido en número de usuarios las e-bikes light, bicis eléctricas de montaña ligeras.

Son, para entendernos, una mezcla entre una bici «muscular» o convencional -sin asistencia al pedaleo- y una e-bike. Ofrecen la estética de las primeras pues no son mucho más «gordas» pero con las ventajas -y escribo ventajas, las que dan incoporar motor y batería que lo asista- de una de estas máquinas.

La primera de estas e-bikes ligeras quizá fue la Lapierre Zesty. Luego llegó la Specializad turbo Levo SL y su «hermana mayor» la  Kenevo SL. Lo de SL es lo que identifica el modelo light.

Lapierre eZesty-AM-LTD.

Son bicis que no pasan de los 19 kilos de peso cuando una e-bike de enduro puede pesar unos 25-28 kilos. Para aligerar estas bicis, cuadro y componentes aparte (suelen llevar de gama alta incluso en los modelos «sencillos»), incluyen motores y baterías más pequeños.

Si pensamos en la marca española Orbea, por ejemplo, su modelo light, el Rise, integra de serie una batería de 360 Wh, lejos de los 500 convencionales (puede ampliarse a 600 Wh gracias a una batería externa que se acopla en el portabidón, eso sí en el momento que la pongas ya no será tan light la bici).

En total, en las mejores configuraciones, estamos hablando de un peso de poco más de 16 kg, una cifra nada común para una bicicleta eléctrica de este segmento.

Por seguir con el ejemplo. El motor que lleva la Rise es el Shimano EP8 RS. Es más pequeñito para ahorrar en espacio y peso. Esa ligereza se observa también en la potencia. Mientras que una bici eléctrica para enduro tiene unos 90 Nm el citado Shimano que Orbea ha conseguido que la marca nipona le haga en exclusiva, rinde 60 Nm.

No indicamos con esto que sea peor ni mejor dicho parámetro, son conceptos diferentes. Las e-mtbikes ligeras tienen varios públicos:

-Quienes vienen de exprimirse pero bien con una bici de montaña «analógica» y quieren dar el paso al e-MTB pero no desean que sea brusco, prefieren seguir exprimiéndose para «hacer más ejercicio» (todo esto es opinable).

-Quienes se preocupan (¿quizá en exceso?) por el peso de sus cabalgaduras.

-Y bueno luego están los «probones», quienes quieren probar toda novedad que aparezca en el mercado.

Una cosa es clara. Las e-mtbikes light son más bien para quienes disfrutan de hacer rutas largas, muy largas, con mucho kilometraje, sin miedo al nivel de dureza de las mismas porque tienen potencia y batería suficiente para sortear grandes y graves subidas, que no protagonicen la ruta, eso sí.

Y sabiendo que ante las dificultades van a tener que apretar más los pedales para no penar el consumo de batería.

Specialized Turbo Levo SL.

Son bicicletas ideales para hacer enduro o trail. A diferencia de sus hermanas mayores el peso nos facilita la conducción y manejo, las «pesadas» llevan motores más potentes y baterías con mayor capacidad (el estandar de los 500 Wh va quedándose pequeño y los fabricantes, movidos por las exigencias del público endurero, van generalizando los 750 Wh y algunas ya tienen 900 Wh).

¿Por qué las e-bikes son perfectas para hacer enduro y trail mountain? Porque la potencia de sus motores y el no tener que preocuparte del gasto de batería, permiten subir por senderos muy duros y ganar altura sin hacer excesivo kilometraje, para disfrutar de largas y también duras bajadas y una y otra vez… hasta que la «muerte» de tu batería os separe.

Otro aspecto clave es que las lights además no priorizan tanto los grandes recorridos de las suspensiones, tanto traseras como delanteras, ni las geometrías más agresivas, apostando por un uso más polivalente.

Las e-bikes L siguen evolucionando y hoy se pueden encontrar eléctricas de 500 Wh de batería (el estandar hoy) como la Fulgur Mula cuyo fabricante afirma que la talla M pesa sólo 20,6 kg (sin pedales). Muchas marcas tienen e-bike con un peso que ronda los 20 kilos: Rotwild, Bulls, Mondraker, BH, etc.

Fulgur Mula.

Por resumir mucho y como conclusión: El e-MTB se ha enriquecido con la llegada de unas bicis que siendo eléctricas se parecen más a una convencional, tanto estéticamente como en comportamiento. Sin obviar que no dejan de ser lo que son; motor, batería, cuadro y componentes con asistencia al pedaleo.

De alguna manera ofrecen una conducción más tradicional, con mayor cadencia de pedaleo, con unas inercias menores pues hay menos material que mover y por ello nos va a influir menos y por tanto la bici va a fluir mejor.

A los nuevos e-mtbikers, bienvenidos, pasen que al fondo hay sitio.

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