El riesgo para la seguridad del MTB ¿real o «imaginario»?

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Hemos estado publicando algunos artículos sobre los mitos y prejuicios que rodean la práctica del mountain bike. La percepción de que la presencia de un biker supone un riesgo para la seguridad de otros usuarios es tan común como la percepción de que nuestras bicis causan mayores daños al medio ambiente, cosa que también hemos visto que no es cierta.

Algunos problemas de seguridad pública están interrelacionados con los conflictos físicos percibidos o reales por los usuarios de los senderos. Senderistas y otras personas han expresado preocupaciones legítimas por su seguridad. Suelen comentar que los ciclistas van demasiado rápido por los caminos.

Cuando ven un biker piensan que no podrá reducir la velocidad a tiempo o que puede que no esté preparado para poder parar en giros o curvas sin visibilidad. Se piensa que los ciclistas pueden asustar a senderistas y jinetes en los caminos debido a que son rápidos y silenciosos al moverse sobre la bici.

Foto: Canyon.

Estas preocupaciones son válidas y es evidente que el comportamiento de algunos ciclistas ha supuesto en ocasiones un peligro. Keller (1990) observó un número de informes sobre
reacciones de caballos ante las bicicletas de montaña.

El riesgo de seguridad fue combatido mediante una combinación de educación (un folleto para los ciclistas) y de diseño del sendero (rocas y otros objetos naturales usados como barreras contra la velocidad en el sendero).

Con todo, ese estudio reflejaba también la parte amable de la realidad, de los 1.400 usuarios de senderos entrevistados, la mayoría se toparon con bicis de montaña y encontraron a los ciclistas educados y no un riesgo para la seguridad.

Jacoby (1990) proporcionó más detalle sobre el mismo estudio, al observar que el 67% de los usuarios no ciclistas no sentían que las mountain bikes representaran un riesgo para su seguridad, el 89% calificaba a los ciclistas como «educados» y solamente un 11% citaba los encuentros con bicis de montaña como desagradables durante su excursión.

De este estudio también se desprende que solamente 15 incidentes relacionados con bicis fueron percibidos por los senderistas como peligrosos. La anécdota está en que el único accidente del que se tiene constancia se produjo al chocar dos bicis entre ellas mientras intentaban dejar paso a un senderista.

Estos tipos de resultados sugieren que aunque el riesgo potencial derivado de la práctica irresponsable existe, los casos de accidentes reales o lesiones no son habituales.

De una consulta a 40 gestores de recursos, Chavez et al. (1993) observaron que solamente se supo de un caso que había dado lugar a lesión. Y Coughlan (1994) encontró que aunque un 38% de senderistas consideraban las bicis como «un compromiso para la seguridad», sólo un 10% señaló preocupaciones para la seguridad como resultado negativo de un encuentro con una bici.

La mayoría de los ciclistas –Cessford (1995)- consideraban que el riesgo para la seguridad de otros usuarios estaba sobreestimado y que las acciones de algunos ciclistas irresponsables causaban la mayoría de los problemas.

Ocurre que en la mayoría de los casos, las preocupaciones sobre la seguridad están más
relacionadas con la suposición de la amenaza potencial que cualquier experiencia real de práctica ciclista peligrosa.

Lo que parece claro es que algunos senderistas se sienten incómodos ante la presencia de bicis de montaña, tanto si existe verdadero peligro como si no.

Este tipo de percepción de conflictos está basado en suposiciones de senderistas (y a menudo también de gestores de espacios naturales), de que las características personales, motivaciones,
el tipo de comportamiento, las actitudes hacia el medio ambiente y los estilos de actividad de los bikers son totalmente diferentes de los suyos propios.

A este respecto, el conflicto entre los senderistas y las bicis de montaña representa los tipos de
conflictos de interactividad ya extensamente documentados. ¿Y cómo evitar estos problemas en una sociedad cuyos espacios cercanos a las grandes ciudades están en ocasiones masificados? Pues con educación, señalización de los senderos, respeto entre usuarios y tolerancia.

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