Strava: Nada es gratis… aunque lo trabajes
«Todavía no somos una empresa rentable y necesitamos serlo para ofreceros la mejor experiencia».
Con esta frase explican los responsables de Strava que desde ya cobre por sus servicios. A partir de ahora hay dos modos de uso de la popular herramienta, gratis o pagando una suscripción. Son sólo cinco euros mensuales lo que pide Strava por usar sus aplicaciones más valiosas pero la reacción de sus fans no se ha hecho esperar.
Hasta ayer la mayor parte de las aplicaciones de Strava eran gratis pero ahora la parte más popular, la clasificación por segmentos para «competir virtualmente» con otros al recorrer un tramo de camino o tramo de sendero, será de pago:
«Algunas de las funciones gratis que son especialmente complejas y caras de mantener, como las tablas de posiciones del segmento, estarán solo disponibles para los usuarios que se suscriban.
Desde este momento, gran parte del desarrollo de nuevas funciones tendrá en cuenta las necesidades de nuestros suscriptores; es decir, vamos a invertir más en aquellos deportistas que hayan invertido en nosotros. También hemos simplificado la suscripción al eliminar los packs y Summit«.
Así lo argumenta la marca en un comunicado. Es lógico pensar que nada es gratis, aunque tú que usas esta tecnología también eres un trabajador de la casa, ¿quién si no realiza los tramos y los sube para compartir con otras personas? Porque hay gente que trabaja para Strava, mucho, bien… y gratis. Y a estos no les ha sentado nada bien que les cobren.
No vale eso de que «nada es gratis» porque alguno en su zona de entrenamiento ha creado decenas y decenas, si no centenares, de segmentos. En ocasiones, la mayor parte de su comarca. Vaya que han puesto esta en el mapa literalmente. Así que hay gente que ha decidido que su trabajo de hacer esos segmentos no se lo va a dar a Strava gratis y va a borrar todos. Hasta ahora muchas personas consideraban ese «curro» un beneficio mutuo y entienden que ahora el único beneficio es para la marca.
La polémica es amplia y eso que la absoluta mayoría de los deportistas hacen bueno el narcisismo de las redes sociales y aplicaciones colectivas; lo que les interesa es el tiempo que hacen en los segmentos y su posición en la tabla. Incluso medir sus tiempos compitiendo contra ellos mismos ¿o no? Así que bien pensado ¿para qué pagar sólo por ver la posición de uno mismo en esas tablas?
En fin, eso es lo que piensan muchos usuarios que hasta ahora eran fieles a Strava. Otros hubieran preferido que la compañía pusiese publicidad a los no suscriptores para rentabilizarla. Tan soliviantados están una parte de los aficionados que han abierto un change.org para rechazar la medida.
Uno de los motivos por los que se protesta es porque les han dado una utilidad gratuita y once años después (Strava se creó en 2009) pedirte que pagues por ella. Toma fuerza la idea de borrar todo y dar de baja la cuenta. También se critica que la empresa haya tomado esta decisión cuando el mundo vive la crisis que nos ha legado el maldito coronavirus y la Covid-19.
Entre pagar la bici, la equipación, los cachibaches tipo GPS y demás a algunos se les atragantan las suscripciones (es que algunos le dan a todo: (Spotify, Netflix, Bkool, Prime Video, etc). Pero lo cierto es que todo cuesta dinero y en la marca habrán pensado en que cada uno establezca sus prioridades, algo así como:
«Si pagas 5.000 euros por una bici ¿cómo me cuentas que no tienes cinco al mes para mi aplicación?».
Strava no es una red social pero es verdad que sus fans crean contenido de calidad como auténticos profesionales. Ahora esos seguidores aportarán ingresos a la casa además de los propios contenidos, que si no nos confundimos, otras empresa como Google maps pagan por confeccionarlos (a sus trabajadores). Cuando el contenido de una aplicación o herramienta lo produce el suele ser gratis, ¿verdad Instagram, Facebook, Twitter?
Los koms, los kudos, los generan los clientes y cuanto más «friki» eres en la pelea por el kom, aparte de reducir tu expectativa de vida en varios años si practicas enduro o descenso, más aportas aunque ahora hayas de pagarlo. En otras empresas que cobran por la suscripción, como las citadas Spotify o Netflix los contenidos los genera la compañía. Darle «Me gusta» a una publicación en Facebook o en Twitter es gratis ¿pero y los kudos?
Otro modo de cobrar que tenía Strava y que no ha probado era, en vez de dejar sin partes importantes de su aplicación a quienes ya eran fans, crear nuevas y que sólo estuvieran operativas sólo para clientes «Premium». Esto con seguridad hubiera sido mejor entendido por los seguidores de la herramienta.
Muchas personas piensan que es lógico que quieran cobrar, yo mismo. Pero sinceramente Strava no ha elegido el mejor momento y a tenor de la reacción popular, es probable que no tengan éxito. En el ámbito de la prensa que crea contenidos propios y de calidad, lo de cobrar por ellos es un debate socorrido desde hace años. Y es legítimo qué duda cabe ¿cómo mantienes una plantilla y medios de producción para ello si no vendes bien el producto?
Sin embargo, experimentos que se hicieron primero en el ámbito anglosajón, acostumbrado a pagar por todo, fracasaron. El País, el diario más leído en castellano, intentó cobrar por su contenido on line y hubo de abandonar la idea ya comenzada. Hoy quieren intentarlo de nuevo, quizá porque El Mundo ya cobra parte de sus informaciones. Es difícil intentar rentabilizar así cuando nos hemos malacostumbrado a la gratuidad pero ya vemos que todo cuesta dinero, incluso aunque «trabajes en» Strava.
Os dejo este vídeo que explica muy bien y de manera amena la operación en la que se ha embarcado la marca naranja: