La moda de apenas usar la batería de la e-bike

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¿Cual es el sentido de pasarse a las e-bikes o de comprarse una? Es un debate socorrido y que suele darse en las redes sociales y «mentideros del enchufe». Vamos a escribir sin ánimo de polemizar pues está claro que cada uno hace lo que le da la gana, sólo faltaría. Hay que respetar todas las opciones cuando ponernos dos ruedas debajo del culo se trata y ser tolerante con todas las actitudes bikers.

Una moda que practican algunos ciclistas electrificados es hacer rutas muy largas intentando consumir la menor cantidad batería posible. Para poder lograrlo, tiran mucho del modo «eco» de su motor, aquel que menos consumo provoca. Incluso hay quien apaga el motor en las bajadas o en zonas llanas. Conseguir así desniveles de más de 1.000 metros es fácil y hay quienes exhiben recorridos grabados por encima de los 2.000 metros de desnivel positivo, más de 80-90 km y baterías que llegan con energía de sobra.

La mayoría, supongo (yo al menos), asistimos boquiabiertos a tamañas gestas pues hay que estar bastante en forma y no lo neguemos, a todos nos gusta estar estupendos, sentirnos fuertes. Está muy bien, es divertido… es respetable, como escribimos. Lo que ocurre es que hay gente que se hace una pregunta:

-¿Qué sentido tiene volver a casa casi sin gastar batería?

No queremos hacer apología de la ineficiencia energética. Eso sí, muchas personas se preguntan y que nadie se ofenda por favor, que para qué tener una e-bike si en realidad a quien se pega esos maratones le sobra el motor, la batería y el excesivo peso de una bici preparada y con sus «costuras» reforzadas para sacarle partido sobre todo a esos dos artefactos.

El argumento metafóricamente contemplado sería algo así como ¿para qué vestir con pantalones de tergal si no vas a la boda de un rey, que vas al campo y puedes acabar rodando por el suelo? ¿No sería mejor para ello que fueses en vaqueros?

Una bici de montaña con asistencia al pedaleo se va fácilmente a los 25 kilos de peso entre motor, batería, cuadro de grandes dimensiones y componentes más aguerridos para las batallas que le esperan. Si luchas por no usar apenas la batería ¿no sería mejor que llevaras una mountain bike con un diseño todo lo contrario del de una e-bike de trail o enduro que son la mayoría hoy?

Sería mucho mejor que portaras bajo tu trasero una bici lo más ligera posible y te ahorrarías un dinero importante pues entre una bici de montaña media y una e-bike de similar calidad, puede haber una diferencia de 1.000 euros en favor de la que no tiene asistencia. No es tontería y además no necesitas enchufarla a la red eléctrica.

No queremos desanimar a nadie, nosotros somos fanáticos de las e-bikes y nos encanta ver que cada vez más y más gente se pasa a las mismas o «adopta» una en su familia de ciclos. Quizá, sin que tengamos una opinión muy definida, lo que queremos recalcar es que una e-bike está para disfrutar y si para ello has de exprimir motor y batería pues bueno, para eso están.

Es más ese particular disfrute que ofrece una e-bike está directamente relacionado con que lleve motor y batería, porque disfrutar lo que se escribe disfrutar, todos disfrutamos encima de una bici, sea del género que sea, sea la disciplina o carácter de las rutas que hagamos ¿verdad? El motor te da esas «otras cosas» que no nos dan las bicis convencionales que todos hemos montado durante tantos y tantos años, que nos saca la sonrisa.

Si os gusta ese estilo ya escribo, de moda, quizá podéis plantearos que no sea muy eficiente… o quizá todo lo contrario, que es tan tan tan eficiente en el uso de la batería que apenas os hace falta la misma. De todos modos, la industria, siempre tan atenta a las tendencias, está introduciendo en el mercado e-bikes de gravel o las llamadas híbridas, que apenas se distinguen de las bicis de montaña convencionales al tener un motor y una batería más pequeños.

No hace falta dar explicaciones pues como escribía al principio cada uno hace lo que quiere y un día te apetece salir sólo e ir más en «eco» y otros día sales con los del grupo y pasas más tiempo en «turbo»; unos días harás rutas más llanas y otros puro enduro.

Esta disciplina también nació bajo la suspicaz mirada de la sospecha ¿a quién se le ocurre intentar subir con su e-bike por caminos que para sí no los quieren ni las cabras para luego disfrutar -sí escribo disfrutar- de bajar tirando a rápido por otros senderos aún peores.

Bueno, quizá sea interesante escribir de vez en cuando sobre estas tendencias. Ya nos contaréis cual es la preferida vuestra.

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