Covid-19: Al fin se puede salir en bici
La progresiva vuelta a la normalidad -está por ver qué normalidad, por cierto- que llaman desconfinamiento de la pandemia de Covid-19, está precipitando los acontecimientos tras varias semanas de encierros e inactividad. Es la hora de ir abriendo los debates sobre qué ocurrirá en los próximos días en el ámbito de la bicicleta.
De momento y hasta nueva orden, el próximo sábado 2 de mayo se podrá salir de casa a «hacer ejercicio de manera individual», como sigue diciendo el presidente del Gobierno (mientras escribo esto tengo un oído pegado a la televisión pues Sánchez habla en directo sobre ello). Al fin podremos poner bajo nuestro culo nuestras amadas bicis, si la situación epidémica no se trastoca.
Escribo «hasta nueva orden» porque las directrices siguen sin estar claras y se espera que el Gobierno haga los matices oportunos en los próximos días. Lo que se sospecha es que si el lunes podían ya salir los niños acompañados de un adulto durante una hora no más lejos de un kilómetro de radio de su casa, con los ciclistas ocurra algo similar.
Venimos dando cuenta de cómo los fabricantes de bicicletas están trabajando para que en la nueva situación la bici sea protagonistas de la movilidad. El Ministerio de Transición Ecológica, por su parte, quiere que las cosas no sean como antes, no vuelvan a la normalidad los atascos, la contaminación casi desaparecida de las ciudades, etc. y ha pasado de las palabras a los hechos.
Hoy ha difundido una nota en al que da cuenta de la llamada a los municipios de más de 5.000 habitantes para que potencien al máximo el uso de la bici.
La bicicleta, según el comunicado:
«puede ayudar a descongestionar el transporte público y facilitar el distanciamiento interpersonal».
La Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) una serie de propuestas para fomentar el uso de la bicicleta en las ciudades durante el desconfinamiento:
• Impulsar los servicios de bicicleta compartida pública, con las garantías y cautelas necesarias para evitar contagios.
• Implantar infraestructuras para la ampliación de zonas peatonales y ciclistas, que pueden incluir, por ejemplo, la reserva del carril derecho en grandes arterias para la bicicleta o la reducción de la velocidad en ciudad, medida en la que ya está trabajando la Dirección General de Tráfico.
• Establecer corredores en zonas periurbanas que comuniquen polígonos, municipios vecinos o campus universitarios con los centros de las ciudades.
• Considerar la bicicleta como medio de transporte y no como herramienta de ocio, evitando así potenciales malentendidos.
• Facilitar y reforzar la intermodalidad con modos de transporte colectivos (Metro y Cercanías).
• Promover aparcamientos seguros para bicicletas en centros de trabajo, estaciones de autobuses y de cercanías y puntos estratégicos.
• Campañas de difusión para dar visibilidad a la bicicleta como medio de transporte autorizado y recomendado.
Las entidades municipales son competentes en la mayor de las medidas que han de adoptarse. Sabemos de la necesidad de las mismas toda vez que se ha documentado que la contaminación del aire vuelve más letal al coronavirus.
Así que los e-bikers de ciudad tenéis dos buenas noticias. Una es que por fin se podrá salir. La segunda que las ciudades se van a ir preparando para acoger más y mejor a los ciclistas. La mala noticia es que no queda claro si, como escribo, se va a poder montar en bici sólo a pocos centenares de metros de casa.
Esto es frustrante para quienes hacemos uso de la bici de montaña pues si el propio Ministerio reconoce que contribuimos al distanciamiento social, no se entiende que no podamos hacerlo en la montaña, donde esa soledad es si cabe mayor, luego más sana.
Cabe destacar el ejemplar comportamiento que, por lo general, está teniendo el colectivo ciclista en todas sus vertientes, consciente como ha sido de que como salir conlleva posibles caídas e indeseadas hospitalizaciones en época de crisis sanitaria, se ha quedado en casa. Es hora pues de engrasar esa maquinaria de salud pública que significa salir al monte con nuestras bicicletas. En una primera fase en solitario, guardando distancia con otras personas, con cuidado para evitar caídas pero disfrutando del sol, el aire libre y el ejercicio que mueve nuestro corazón.