Las incertidumbres por el litio de las baterías
Un Green New Deal, un gran plan para «convertir en verde» la economía global asoma por la esquina en el mundo. El desafío climático que enfrenta la humanidad es tan grande que la economía está abandonando las fuentes energéticas sucias y no renovables por otras más ecológicas. Para movernos hacen falta baterías. Los coches eléctricos e híbridos las llevan, los teléfonos móviles, los ordenadores ¡y nuestras bicis también, claro! En su mayoría, las baterías que portamos en las e-bikes están hechas con litio.
Lo llaman «el oro blanco». Argentina junto con Bolivia y Chile conforman el «Triángulo del Cono Sur del Litio«, ya que los tres países concentran el 80% de las reservas mundiales. Argentina en la cuarta posición en la producción mundial de litio, por detrás de Australia, Chile y China.
¿Cuales son sus ventajas? Varias, aparte de razones demasiado técnicas, sobre todo la mayor cantidad de ciclos de recarga. En otras palabras: son baterías que pesan cuatro veces menos que las de plomo, siempre puedes ponerlas a cargar en todo momento sin esperar a que se descargen y duran muchos, muchos años más. Eso sí, hoy por hoy son caras.
El despegue de la venta de automóviles que llevan estas baterías, se supone que conlleva un descenso en su precio. Es una cuestión económica de escala, la popularización de coches eléctricos debería derivar en costes más ajustados de fabricación.
«Con lo que no se contaba era con las advertencias que algunos fabricantes de coches están realizando sobre el incremento en el coste de los metales que se utilizan para estas fuentes de energía eléctrica, básicamente níquel, litio, cobalto o cobre», explica el periodista Raúl Romojaro, especialista del ámbito del motor.
La mayor demanda ha provocado que el precio de algunos de ellos se cuadruplique en apenas una década y la tendencia no tiene perspectiva de modificarse en el corto plazo, según indican algunos analistas. De hecho, la disponibilidad de baterías se ha convertido en uno de los grandes retos para las marcas automovilísticas: no dudan de su capacidad para fabricar coches eléctricos cada día más atractivos y capaces, pero sí lo hacen sobre la disponibilidad de pilas para alimentarlos.
Como indica Romojaro:
«Esa voraz demanda automovilística pueda afectar negativamente a las bicicletas con asistencia eléctrica. Si las materias primas elevan su precio lo hará también el de las baterías y, en consecuencia, el de las pedelec [nuestras bicis de asistencia al pedaleo o e-bikes].
Sin olvidar que este fenómeno puede afectar a la proliferación de unidades de más capacidad, las esperadas baterías de 700 o incluso 1.000 Wh«.
Para la necesaria transición energética que haga frente a la crisis climática son claves pues las baterías de iones de litio. Más que conflictivos, digamos que este tipo de minerales han tenido tradicionalmente menos uso. Por lo tanto, se conocen menos sus yacimientos, dónde pueden explotarse, dónde se encuentran, cómo aprovecharlo… Toda la tecnología de aprovechamiento se conoce menos.
Y entonces, ¿qué hay del litio en España? Roberto Martínez Orío, ingeniero de Minas del Instituto Geológico y Minero Históricamente, comenta lo que sigue:
«Hemos tenido muy poca producción de litio. Eso se debe a que, aparte de que antes los usos del litio eran más bien escasos. La producción en España siempre ha sido como subproducto en otro tipo de explotaciones, generalmente de plomo, zinc o estaño. Había una presencia residual de minerales de litio y se aprovechaban como subproducto».
Ahora que el litio ha cobrado importancia, pues se es consciente de que en toda la zona fronteriza con Portugal, en el sur de Galicia y luego en Extremadura, Zamora y Salamanca, hay indicios de que puede haber litio.
Existe entonces la posibilidad de que tengamos un cierto potencial productivo. Al otro lado de la frontera, Portugal, se está desarrollando algo más rápido. La geología no entiende de fronteras, eso significa que también debe haber potencial de desarrollo para los yacimientos españoles.
¿Por qué son tan caras entonces nuestras baterías? En buena medida porque, como comenta este experto:
«La producción actual de litio no es suficiente para el despliegue del coche eléctrico. Se sabe, sin embargo, que el potencial de producción de litio es mucho más alto en caso de que esa demanda aumente. Ahora no se produce más litio porque, de momento, no se demanda. En el momento en que se demande es muy probable que la producción se incremente. Por ejemplo, los salares de Sudamérica podrían aumentar bastante».
Se da la circunstancia de que es el único componente que no se reemplaza en una batería. Por eso se habla de baterías de ion-litio.
Incluso las futuras baterías, ya no serían de ion-litio sino de litio metálico.
Los cálculos termodinámicos indican que las baterías basadas en litio metálico tendrían, en el mismo peso que la batería actual, muchísima más capacidad. El futuro de litio parece no tener techo y su demanda mundial crece día a día.
Y si puede haber escasez en el futuro cuando quizá aumente tanto la demanda que aunque bajen los precios sencillamente haya carestía del mineral e incluso si los precios no bajan, cabe preguntarse qué nivel de recuperación existe de este mineral para aprovecharlo al máximo. Recuperar los materiales de las baterías o de cualquier otra de cualquier otro producto manufacturado requiere procesos que son técnicamente complejos.
Si aumenta muy rápidamente la demanda de vehículos eléctricos podría haber una crisis de suministro. Pero en el medio y largo plazo sí que se podría responder a las necesidades.
Muchas veces se habla del reciclaje y de la economía circular como si fuera algo sencillo hacerlo pero es más complicado. De hecho nos han llegado informaciones sobre el mal reciclaje de ese litio de las baterías, cosa que verificaremos y os contaremos.
Te estarás preguntando ¿cual es el futuro? Bueno, quién lo sabe pero toma nota, ya se estudia con éxito la batería de dióxido de carbono litio (Li-CO2). Y esta tendría una capacidad siete veces mayor que las actuales con el mismo peso. También se pueden hacer más pequeñas, con menos capacidad y bastante menos peso. No están aún comercializadas pero su investigación y desarrollo está avanzada.