¿Habrá un bike park en La Covatilla?
El cambio climático manda (para nuestra desgracia). Y ha decidido que en muchas estaciones de esquí no nieve lo suficiente como para que tengan sentido, si es que alguna vez lo tuvieron. Lo cierto es que en los últimos años estamos asistiendo a la «reconversión» de las mismas en lo que se denominan bike parks, parques dedicados a la bicicleta de montaña sobre todo en sus modalidades de descenso y enduro.
Una estación de esquí cuando no tiene nieve y, como explicamos, cada año pasan más días sin el preciado polvo blanco, posee todo para los amantes de tirarse por las laderas de montaña con sus bicis: muchas y buenas pendientes, pistas y senderos generosos, remontes mecánicos en los que subir las «burras», instalaciones de avituallamiento y la oferta de la naturaleza.
Hace dos décadas que en la estación de esquí de La Covatilla, metida con calzador en el centro de la Península Ibérica, en concreto en Béjar (Salamanca) no se sabe bien porqué intereses, se construyó una modesta instalación para esquiar. Frías, las laderas de La Covatilla no tienen la suficiente altura como para tal infraestructura pero hacerse se hizo.
Dado que la nieve dura cada vez menos en las cimas bejaranas un grupo de entusiastas empezaron a impulsar un bike park allí. Su inauguración está prevista para el 24 de julio pero a tenor de lo que ha ocurrido con un trabajador contratado para terminar los trabajos de adecuación de varias pistas parece que la cosa se tuerce.
Aitor Moreno, biker contratado por el Ayuntamiento de Béjar para asesorar en el desarrollo de las pistas para descenso ha sido despedido. ¿La excusa? No haber superado el periodo de prueba en prácticas como técnico electromecánico. ¿La verdad? Entre otras que a la alcaldesa de Béjar, Elena Martín Vázquez, no le ha hecho gracia que Moreno, de manera vehemente, comunicara a un medio de comunicación lo de la inauguración del bike park.
Como cuenta en una carta que está enviando a los medios de comunicación:
«El día 15 de junio empecé a trabajar con un contrato en prácticas de técnico Electromecánico. Acorde con el director de la estación de esquí [José White], que iba a diseñar y construir un circuito de bicicletas de descenso. Hasta ese momento todo bien. Yo ponía mi mano de obra y mis conocimientos para poder hacer una pista atractiva de iniciación y muchas ideas las cuales he ido viendo cómo funcionan y se realizan en otras estaciones de esquí».
Siempre según este trabajador y amante de las bicis, White prestó muy «poco interés por una actividad potencial en otros lugares que llega a tener cifras de 300 personas por jornada de apertura en lugares del mismo sistema central como es La Pinilla [estación de esquí y bike park cercano a Madrid]».
Béjar está a sólo unos pocos kilómetros más de Madrid que ellos y a poquitos de Portugal.
«Desarrollando dicha actividad -comenta el joven- tendríamos un gran incentivo turístico atraído por el ciclismo de montaña. Toda mi ilusión era hacer esa pista bien para que desde un niño pequeño hasta un corredor experto pueda disfrutar de nuestra sierra y su entorno».
El potencial de la Sierra de Béjar y alrededores es grandísimo, para muestra el botón del reportaje que hace unos días publicamos sobre Hervás y la comarca del Valle del Ambroz, colindante con La Covatilla.
«Visto lo bien que iba sonando la publicidad hecha por la comarca tomé la decisión de pasar fotos a algún conocido y se publicaron en una página web del sector del ciclismo de montaña. Parece un gran avance ya que toda esta publicidad es buena para nuestra comarca y muy positiva para nuestra pequeña estación de esquí», sigue Moreno.
La sorpresa de este empleado y ciclista llega cuando el día 8 de julio le citan para acudir a una reunión con el director de la estación de esquí y la alcaldesa de Béjar.
En esa reunión le echan la bronca por enviar fotos de los saltos que estaban proyectando. Moreno asegura que no había problemas en su diseño pues antes de hacerlo miró la declaración de impacto medioambiental para saber si eran adecuados, documento que posee desde la temporada 2018 y que «indica que se puede realizar un acondicionamiento del terreno acorde con la actividad», argumenta.
A otras ideas concretas para el diseño de las pistas de descenso asegura Moreno que White le decía «ya se verá», algo que él interpreta como que le estaba dando largas, que no había interés real en el proyecto.
«Decidimos ir avanzando y llegamos a realizar una recta de unos 70 metros en la cual sólo retiramos pequeñas piedras y construimos dos pequeños dubis (ondulaciones en el terreno) y un peralte que servía para hacer una curva en el lateral contrario a la pista de esquí».
«Que no cumplía las expectativas de mi puesto de trabajo el cual ni siquiera he podido tocar, no he llegado ni a tocar una tuerca». abunda.
«Ojalá me pudiese explicar ahora cómo voy a poder apoyar la estación y este proyecto si usted me ha dado la espalda, me parece muy ruin. De todas formas públicamente digo que aquí me tiene usted para poder tirar de este tren. Con trabajo y unión todos podemos hacer que esto salga adelante y algún día la estación pueda vivir doce meses y con una gran inyección para la comarca, como prometió en su programa electoral», concluye el joven biker.